Lo que tenía de listo lo tenía de agorero. De niño se la pasaba diciendo que no había salvación para la raza humana y que todos íbamos a acabar muriendo de formas espantosas. Se inventaba sus propios cuentos con final podrido, como el de la Cenicienta que termina decapitada por la madrastra, o el de la Blanca Nieves que aterroriza en un calabozo a los mismísimos enanos. Siempre fue el mejor en Matemáticas y en Física, pero supongo que era porque anhelaba fabricar su propia bomba atómica para acabar con el planeta. De hecho, se hizo experto en explosivos y así ayudó a la banda a hacerse de aquellos millones que fueron nuestra perdición, aunque antes de eso se metió a trabajar a una funeraria porque iba que ni pintado con su carácter color de llanta. Toca el bajo (le encontró el gusto a todo lo grave, qué se le va a hacer).